Este proyecto se nutre del mito de Ícaro. Cuenta la historia
de un padre (Dédalo) y su hijo (Ícaro) encarcelados. Dédalo construyó unas alas
de cera y plumas para lograr escapar. Cuando ambos estuvieron preparados para
volar, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del
sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las
alas y no podría volar. El muchacho comenzó a ascender como si quisiese llegar
al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y
éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes
plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar.
El mito de Ícaro representa la característica humana de
desear lo inalcanzable, la libertad y perecer en el intento. La obra en
diferentes fases se configura como una intervención escultórica y audiovisual
efímera que primeramente se erige en un espacio de la línea férrea
Santander-Mediterráneo. A partir de entonces se construye la documentación
fotográfica y videográfica. A posteriori se recupera en el espacio expositivo
por diferentes medios audiovisuales.